viernes, 19 de agosto de 2011

Nunca saber donde puedes terminar, o empezar...

Foto por Lucía Lainz

Un día salí de casa con el pasado admirando mi vestido, el presente sabor a ron y el futuro suspendido en el aire, casi tanto como mi examen de vectores. Y descubrí, sin querer, que el destino puede estar sentado en un bordillo, con una ropa peculiar y hablando de música.

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